Monday, March 17, 2008

La siesta



Hace no mucho tiempo y a no mucha distancia de aquí las personas tenían el tiempo de darse espacio para una siesta vespertina, después de comer o a media tarde antes de volver a las actividades, esas personas son las que ahora orgullosamente llegan a los 90 o 100 años de vida, sin ningún problema de salud aparente y mucho menos crónico degenerativo, son esas abuelitas o abuelitos que aún comen paella, que aún disfrutan de un puro, o de un jaibol, pues han tenido las pausas debidas en su vida. Hicieron, deshicieron, dejaron huella, crecieron, formaron y en esos espacios de descanso lograron tener un equilibrio.

En qué momento perdimos el equilibrio? Es posible llegar a tal expectativa de vida sobre la falta de pausas en la que vivimos hoy en día, me parece que la innovación en lo que realizamos es uno de las principales afectados de esta prisa con la que vivimos.

La creación forzosamente requiere de espacio, de ocio, de silencio, de tiempo, de pausa. Ésta difícilmente puede surgir en la tempestad, no es imposible pero su carácter de caótico lo haría devenir en una obra puramente visceral y no tanto concentrada, es esto malo? O es tan válido crear por urgencia, para salir de la desesperación, o para cambiar el entorno en el que nos encontramos, o simplemente para inventar y sentirnos vivos en un momento en el que es necesario dar una señal de que estamos ahí para algo más que estar?

Cuando Moisés abrió las aguas del mar para pasar estaba en un momento de desesperación pero muy probablemente tuvo que detenerse a pensar un momento o a sentir cuales eran las circunstancias y así saber lo que tenía que hacer. Es esto simplemente una acción de pensamiento, es decir la creatividad forzosamente implica una concentración o puede surgir de repente, como por arte de magia?

Se dice que el artista está hecho 30% de talento y 70% de trabajo, pero tal vez haya casos en los que no sea así, el ingenio es lo mismo entonces que la genialidad? O la genialidad es beneficio de unos cuantos? Acaso tenemos que esperar a convertirnos en unos Einstein, Morse, Bell o Gates para saber cómo debemos actuar sobre nuestro entorno? Estamos condenados a ser parte del rebaño mientras no nos detengamos a pensar qué es lo que el entorno necesita de nosotros, cuál es la acción que debemos tomar en un momento o situación determinada?

Las corrientes de la vida, el tiempo y el espacio nos arrastran inevitablemente a dinámicas que muchas veces no devienen, sino simplemente llegan, a ocasiones, acciones, estadíos que no nos pertenecen, sino estamos conectados con el centro de nuestro ser aunque suene a choro metafísico de hueva, las corrientes nos llevan, la ansiedad se apodera de nuestros actos y pensamientos, por eso creo que siempre es necesario parar, detenerse un momento en la vida o varios, para crear, para darnos un espacio, para sentirnos vivos, para ser, para dejar que devenga del fondo la esencia que somos, o bien para después de un momento de desesperación creativa, descansar.

Tal vez con el espacio adecuado, el respeto a nuestra esencia, o la pausa simplemente para preguntarnos de dónde venimos y a dónde vamos todos podemos llegar a ser genios en nuestros días. Cómo es que están tan escasos entonces? Porque vivimos en una época de ansiedad, todo lo queremos rápido, inmediato, queremos llegar al sueño de inmediato entonces tomamos pastillas para dormir, queremos tener un super orgasmo entonces compramos pastillas para facilitar la erección o nos untamos una crema para acrecentar el placer femenino, queremos excitarnos y entonces vemos las noticias llenas de información roja o amarilla, tenemos hambre y corremos a un restaurante de comida rápida que nos llena de basura el estómago, queremos enamorarnos y lo hacemos todo con prisa y si en un espacio de 2 semanas no sentimos mariposas en el estómago creemos que no vale la pena estar con esa persona o simplemente nos duele algo y en vez de atacar la raíz del problema que probablemente sea falta de descanso o exceso de actividad recurrimos a una droga de inmediato efecto para desaparecer el síntoma de nuestro cuerpo sin siquiera tratar de poner atención a lo que éste intenta decirnos con el padecimiento. Así puedo enumerar una serie enorme de ejemplos respecto a la vida actual, la paciencia y la meditación se han convertido en privilegio de los habitantes de los pueblos a los que paradójicamente llamamos “incivilizados” o de los monjes religiosos.

Cómo es entonces posible que en una etapa llena de ansiedad e impaciencia el arte no hable de esta misma forma, cómo no queremos comunicar desesperanza, auxilio, si toda la narrativa y la poesía surge del abismo, de ese espacio que nos separa de lo que solíamos ser cuando aún teníamos tiempo de tomar una siesta por la tarde.

1 comment:

Admirador 237 said...

Me encanto y por eso tomo una siesta después de leerlo