Monday, March 30, 2015

El chocolate caliente

Algunas experiencias en la vida son como el chocolate caliente, sabes que te vas a quemar la boca desde el primer momento en que el humeante aroma se acerca a tu nariz, miras la taza de peltre y al tomarla con los dedos tu piel siente el calor; sabes que está muy caliente pero es más grande el frio en el cuerpo y estás seguro que ese saborcito a hogar te hará sentir mejor. Así que valientemente te acercas a la taza y casi sin tocarla le das un sorbito por primera vez pero no alcanzas a sentir el sabor; lo intentas por segunda vez un poco más fuerte pero a medio sorber te amariconas; a la tercera dices mentalmente: "Va!" y le das. El flamante líquido entra por tus labios con ese delicioso sabor a cocoa, pero efectivamente te quema... qué sería la vida sin estos sabores paradójicamente atractivos, nada. Qué memorias tendríamos al momento de la muerte, ninguna. Qué anécdotas le contaríamos a los que nunca se han enamorado; nulas. 

 

Por eso, aunque me queme yo le sigo sorbiendo al chocolate, solo estoy aprendiendo cuál es la temperatura que mejor me sienta. Porque el mundo es de los valientes, no de los que se quedan con sed.