Monday, November 05, 2007

Felicidad a prueba de martillazos


Hace más de un mes -la verdad es que ya no lo recuerdo-, día con día en la oficina (si se le puede llama oficina al lugar de las dimensiones y características que reúne mi triste lugar de trabajo dentro de las instalaciones de Grupo Vale Euro en su sucursal de la calle Temistocles en Polanco) los albañiles de la obra de al lado nos someten a interminables sesiones de martillazos, taladro y golpes de material de construcción, incluso un día tuvimos una cascada en una de las oficinas cerradas debido a una rajada en la parte exterior de la cuenca que saca el agua de las lluvias por el techo del edificio, aúnado a esto la inmaculada falta de oxígeno nos lleva a todos a un estado casi lisérgico entre los pedos y cacas que se avientan en el baño que se encuentra situado a escasos 4 metros de distancia de mi lugar y que hace poco fue cambiado a uso exclusivo del género masculino, cabe destacar que dichos baños tampoco tienen ventilación y la única salida a la alta cantidad de azufre de los desechos humanos es la puerta. No conformes con esto el piso nuevo de plástico al estilo terminal del metro Balderas aporta un sútil aroma a petróleo que permite que -sí de por sí- la falta de oxígeno no te estaba llevando a la total inspiración y experiencia extática termines de entrar en un viaje mental que te dejará totalmente agotado para las 5 p.m.

Pero no todo es olores en este lugar, tenemos a la señora que se pone punk porque debe limpiar los residuos de comida de los empleados que un viernes -fuera de su horario de trabajo- deben ingerir fritangas para aguantar las desveladas y malpasadas en nombre de la creatividad, está la señora intendente que vende sandwiches de atún, pollo y jamón por abajo del agua después de que la Dirección de RH se lo prohibió porque la oficina olía "feo", aún recuerdo el aroma a chilaquiles mezclado con el olor a pedo del baño los viernes por la mañana, cuando todavía era legal dicha compra-venta...

También está la recepcionista que cierra la puerta porque "le da frío" y coopera para que la falta de oxígeno reine en el lugar, está el teléfono voceador tipo cooperativa del Siglo XX donde cada habitante del lugar puede hacer que la oficina entera se regocije ante la noticia de que buscan a alguien en la recepción o que el celular de Fulanita está sonando, es una cosa memorable. Tenemos también el baño de mujeres, que por cierto sólo lo encontramos en el piso de abajo -Bendito sea el señor la Fam.Vale está 100% en contra de la contratación de discapacitados dentro de su empresa sino no quiero ni pensar cómo tendrían que hacerle para ir al baño-, así que si te estás meando un martes por la mañana más te vale que corras al VIPS más cercano ya que como somos más de 35 mujeres y sólo hay 3 WC's, lo más problable es que encuentres una fila como de antro a las 3 a.m. pero sin chavitas guacareando.

No pueden faltar las sillas y cajas instaladas -ya de por vida- en los pasillos, en mi pensamiento siempre intento descifrar algún mensaje oculto en el acomodo de las mismas como si se tratará de un happening al estilo Yoko Onno. Por último tenemos el inigualable olor a trapeador de las mañanas, es inspirador tomarte un café capuchino con dicho aroma base en las narices, casi tan extasiante como "Fuel for Life" la nueva fragancia de Diesel.

Así es amigos, esto es la publicidad, este es el glamour que todos creíamos en algún momento cierto, este es el tercer mundo, donde los empresarios consideran más importante comprarle un bolso Carolina Herrera a sus esposas que darles aire puro a sus empleados, pero no, esto no es una queja, es simplemente una remembranza, una fotografía en palabras de lo que yo elegí como destino, asumo mi total responsabilidad por el hecho de estar aquí entre olores a pedo, trapeadores y sandwiches, yo elegí esto porque ahora ya sé que mi felicidad es a prueba de martillazos y que sin importar que tan fuerte le den, ninguno de ellos podrá quitarme la inspiración.

Feliz día de muertos!

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