Monday, March 31, 2014


Mi poema matutino el día que te fuiste finalmente de mi vida, se leía así: -“My mind is a rastro, nuestro amor es una vaca agonizante… le acaban de dar la inyección letal y no se muere, la apalean pero no se va, se mueve, se defiende, se le montan encima y la acuchillan pero sigue gimiendo, le cortan las tetas y las arrojan a los lobos, pero sigue saliendo leche de sus pezones; el animal más resistente; la miel de sus ojos vislumbra el fin y se niega a entregarse; sueña con los pastizales más verdes, recuerda el sabor de las flores en su lengua, sus sesos se niegan a terminar en una tortilla frita; levanta el vuelo con la cabeza y pide exoneración, pero el verdugo del destino le indica que es hora de dejar el cuerpo y llegar al plato, acompañado de ensalada y puré de papa; es hora de que el carnívoro satisfaga su deseo, es tiempo de irse, es momento. Todo pasa, no entiende por qué, pero llegó su hora, se acaba. My mind is a rastro…“- Tiré el café hirviendo sobre mis piernas, la falda de chifón se empapó, la blancura se puso roja, mi piel como de gallina, mis zapatos mojados, y yo ni una lágrima. Se me había secado el corazón como una pasa, por siempre. Sólo tenía 17 años.

No comments: