Wednesday, March 26, 2014

Melancólica


Melancholia de Lars von Trier, por segunda vez en mi vida la veo y antecede a una separación, como parte de la la aceptación de un encuentro fortuito con el adiós y la muerte, así como del reflejo de mi propia tristeza y mis actuadas ganas de ser feliz ante el proceso de aceptación de lo inevitable que es la finitud de las cosas en la vida, tal como le pasa a Justine el día de su boda con Michael. A través de la lente del director danés, vuelvo a percibir la gran melancolía que la temporalidad de las cosas puede llegar a dar, tal como esas cuerdas del Leitmotiv que resuenan a todo volumen mientras se encuentran frente a frente con las escenas de phantom cámaras más dulces y tristes que he visto, la peor es la del caballo negro -la manera en la que cae de rodillas ante el fin innegable de su ciclo, no por decisión sino por destino-, se iguala a la frustración e impotencia que Claire siente ante la infelicidad de su hermana Justine, misma a la que ni el gran positivismo capitalista de John, ni toda la ternura de su sobrino Leo pueden mermar. Justine está dispuesta a entregarse a la sin razón, a la obviedad de que la vida no vale nada, y menos cuando un planeta que cuatriplica el tamaño de la tierra, está a punto de estrellarse para terminar definitivamente con toda manifestación de vida y amor existentes. Justine así, se arroja a su tristeza, a su incredulidad por el mundo, por la banalidad de la vida, de cumplir con lo que dicta la sociedad, en su lenta agonía escupe incluso en su talento nato para la publicidad mientras ataca a su jefe, todo el día de su boda, su jefe es un personaje iracundo que sólo atina a aventar el plato de sopa a la hierba cuando Justine renuncia a su recién nombramiento de Directora de Arte, mientras pierde a una de sus mejores discípulas. Melancholia, una hipnótica y polémica película que obtuvo varios premios no sólo para el controversial director, sino para su casting. Kirsten Dunst en 2011 obtuvo el premio del Festival de Cannes a la mejor actriz, el premio más importante de su carrera; además el filme obtuvo el premio a Mejor película, Mejor fotografía y Mejor Diseño de producción más 8 nominaciones en los Premios del Cine Europeo; estuvo nominada a Mejor Película extranjera en los Premios Cesar; fue nominada a Mejor película extranjera en los Independent Spirit Awards; Dunst también estuvo nominada a mejor actriz por la Asociación de Críticos de Los Angeles; la película tuvo dos Nominaciones más en la Asociación de Críticos de Chicago; una Nominación para Mejor película europea en los Premios Goya; y una más como Mejor película de la Unión Europea en los Premios David di Donatello. Desde que vi el póster en Cinemex Altavista, la expresión de Dunst tirada en el agua usando ese vestido de novia me impactó, y cuando vi el filme un año más tarde que lo compré en DVD, la densidad del humor negro del director me dejó un hermoso sabor de boca, pues la ilusión con la que plantea el fin del planeta y la desesperación con la que permite que se entreguen al mismo fin sus personajes -cada uno con sus demonios, es mágico y único-. Para mi fue una catarsis de liberación, pues a veces pensaba en que lo mejor que podía pasarle a la humanidad era que una especie de asteroide o planeta se estrellase con nosotros y detuviera el cauce de este aparentemente interminable ciclo de pobreza, injusticia y depresión que es la vida en sociedad. Las guerras, el hambre, el robo, la falta de ética, el como nos ignoramos unos a otros, el enfoque a lo material y el total olvido del verdadero sentido de la vida, todo eso terminaría si de verdad existiera un planeta que pudiera venir y estrellarse y acabar con todo. Tal vez así me atrevería, tal vez así dejaría toda esta actividad que no me llena más que los bolsillos de dinero, pero que me incrementa el hueco infinito en el alma y me orilla a pensar en que sí, todo es una gran melancolía, y que siempre estábamos mejor antes y estaremos mejor después, que el presente no nos satisface ni nos gusta, y queremos huir de él como de la lana gris enredada en los pies de Justine, que no puede escapar en el medio del bosque, esa lana la atrapa, como en esas pesadillas en las que yo quiero correr y no puedo, pues todo se mueve lentamente y se me acaba el aire y se me llena el pelo de placer, y luego sólo despierto y se acabó el filme, se estrelló el planeta, la luz los comió a Justine, Leo y Claire, se cerró la llave de la tristeza, desperté del trance, no entendí, pero bravo Lars, tu onirismo me atrapa, como siempre y me deja algo en el alma a través de su belleza visual, desesperante trato de agarrar tu mensaje, a veces pienso que tal vez ni existe, que a lo mejor ni quieres que te entiendan, como Justine, no sé si este tipo de cine sea agradable o feo, pero algo en él definitivamente despierta mi melancolía, por negativo y terrible que eso sea. Eso merece un aplauso, uno grande, largo y de pie.

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