La vida da vueltas y nosotros nos olvidamos de esa acción cuando estacionamos la cabeza en los agobios del ayer y detenemos el movimiento en nuestro interior.
Pero ella no deja de girar...nunca.
Nos mareamos y pensamos que nos juega alguna trampa para hacernos sentir mal, pero es sólo cuestión de abrir los ojos y empezar a girar de nuevo.
Al despertar nos damos cuenta de lo mucho que nos hemos estado perdiendo y ella siempre es amable permitiendo que la primera imagen que captamos después del aletargamiento sea hermosa, para recordarnos que debemos ser buenos niños y no volver a perdernos detrás.
Como cuando yo desperté...
...me encontré con la transparencia que vive en el azul de tus ojos y de nuevo gire con ella.
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